Aprende a enseñar: metodologías participativas para que tu formación cale.

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Si la formación es tu profesión -o parte importante de ella-, debes plantearte estas preguntas clave que quizás estés evitando:

1. ¿Qué emociones generan tus formaciones en las personas que asisten? ¿Y cómo lo sabes?

2. ¿Qué diferencia hay entre la persona que llega a tu taller y la persona que se va? ¿En qué ha evolucionado?

3. ¿Te has preguntado qué esperan de ti y del curso? Es más, ¿has pensado en cómo averiguarlo?

4. ¿Inyectas conocimiento o motivación? Eso que enseñas, ¿lo puedes hacer de forma más experiencial?

5. ¿Y si lo que cuentas ya lo supiera alguien en la sala? ¿Cómo aprovechar al máximo el conocimiento existente y repartido en las distintas mentes del alumnado?

6. Al preparar una estructura de una sesión, ¿quién manda realmente? ¿Acaso es el Power Point?

7. ¿Cómo llevas la gestión del tiempo antes y durante la formación? ¿Qué trucos/recursos tienes?

8. Como profesional de la formación, ¿a qué le tienes miedo?

9. ¿Cómo serían tus formaciones si no tuvieras miedo?

10. ¿Cuál de las formaciones recibidas a lo largo de tu vida ha sido la que más te ha gustado? ¿Por qué?

11. ¿Cuándo ha sido la última vez que has incorporado algo novedoso en tus formaciones?

 

Ya se sabe que hacerse la pregunta adecuada es parte de la respuesta. Pero, si quieres profundizar en el tema, uno de los aspectos clave para promover un aprendizaje significativo es la facilitación de sesiones a través de metodologías participativas, que sirven para que las personas se lleven un buen sabor de boca y los objetivos formativos se alcancen.

Estas metodologías participativas, bien aplicadas, te permiten poner en práctica herramientas que hacen que tus formaciones y sesiones de trabajo resulten útiles y emocionantes. Desde un enfoque experiencial y participativo, estarás más cerca de lograrlo. 

Estrategias para incorporar metodologías participativas en tus sesiones de formación

1. Trabajar los previos de la formación: estructura y diseña. Aparte de planificar, deja espacio también para la intuición y la improvisación.

2. Profundizar en metodologías Jam, donde se trabaja la estructura de la sesión para que las personas participantes sean protagonistas de su aprendizaje. Como si fuera una partitura de jazz. 

3. Atinar o cómo adaptar los contenidos a las necesidades del alumnado y sus expectativas.

4. Centrarse en herramientas y dinámicas que den la vuelta a los contenidos: es la base del aprendizaje mediante la experiencia.

5. Poner en marcha dinámicas para cada fase de la sesión: permite generar un entorno de confianza, donde se trabaja la puesta en común de conceptos, para reflexiones individuales y de grupo.

6. Cuidar el comienzo y fin de la formación para generar buenas sensaciones. 

Estas sencillas estrategias te permitirán que las personas que asisten a tus formaciones se lleven un conocimiento adaptado a su realidad. Estos consejos son adaptables a diferentes contextos laborales.

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