3 modos de hacer empresa, ¿cuál es la tuya? ¿Está motivada para el cambio?

El tiempo pasa rápido, muy rápido. No acaba una semana y comienza la siguiente, ¿verdad? Cuántas veces piensas en hacer algo en tu empresa que pueda marcar la diferencia. Algo útil, estratégico, algo para que tu equipo se organice mejor , se relacione de forma más empática, tenga mejores ideas… pero claro, ¿cuándo hacerlo, si no hay tiempo?

Tres tipos de empresa, ¿con qué estilo de organización te identificas?

Podemos catalogar las organizaciones según su sensibilidad para detectar aspectos que mejorar y según su capacidad de ponerles solución. Sabemos que los cambios no son fáciles de afrontar, pero el primer paso es la toma de conciencia.  Después, comenzar a hacer un hueco en la mente y en la agenda.

Hay empresas que saben que hay algo que rechina y se quedan esperando a que eso cambie por sí mismo. Se quedan en la queja. Se encuentran paralizadas para afrontar cualquier tipo de cambio e ignoran su necesidad. Porque más o menos pueden ocuparse del día a día, “apagar fuegos”, aunque esto no sea lo que realmente desean ni lo que es necesario.

Hay otras que, aunque saben que les iría bien parar, reflexionar y pensar más -y mejor- en el futuro que desean, no lo acaban de ver claro. Se enzarzan en lo cotidiano y posponen cualquier tipo de reflexión hasta que llega una crisis que les sacude. Piensan que ese tipo de reflexiones serán largas, cuando la experiencia dice que un proceso participativo bien diseñado y facilitado ilusiona, implica y es muy ágil. En muy pocas semanas se puede llegar a generar un diálogo fructífero y recoger reflexiones interesantes para afrontar el futuro con mayor cohesión.

El tercer tipo de empresas son aquellas que, sabiendo lo difícil que les parece a muchas personas reflexionar para escuchar lo que necesitan, trazan un camino que los lleve al futuro. Se ponen en marcha. A pesar de la dificultad, lo hacen, y afrontan el cambio de manera progresiva. Y creativa . Son conscientes de que esa nueva forma de hacer es clave y será la que realmente marque la diferencia. Por el camino se dan cuenta de que la voluntad de cambiar y aprender nuevas herramientas les da energía, pueden evolucionar mientras piensan y pensar mientras evolucionan como organización. Realmente entienden que no han parado, sino que el propio proceso les ha dado vitaminas.

Siempre debe haber un espacio, por pequeño que sea, para lo importante, lo estratégico, el motor que empuja al equipo y la empresa. Atenderlo es ganar tiempo.

La vida laboral pasa volando, de ahí la importancia de abordar los retos de la manera adecuada, implicando. Haciendo partícipes a las personas y contagiando la ilusión por explorar algo en el momento justo.

Por cierto, ¿has pensado ya en cuál de esas tres empresas tipo trabajas? ¿Y cuál de ellas te gustaría ser?

Entre la realidad y los deseos hay un espacio muy valioso. Si crees que hay algo que puede hacer que las cosas mejoren en tu trabajo, haz lo que esté en tu mano para que pase a la agenda. Con el tiempo lo agradecerás.

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