“Hace falta libertad para la creatividad” y otras creencias falsas

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Las falsas verdades sobre la creatividad

 

En creatividad, como en otros ámbitos, existen creencias instaladas. Afirmaciones que se repiten tanto que acaban pareciendo verdades absolutas. Pero, como ocurre con las fake news, es necesario cuestionarlas. Aquí revisamos dos de las más extendidas.

 

Creencia 1: “Para la creatividad hace falta libertad absoluta”

 

A menudo se dice que la imaginación florece en condiciones de total libertad. Mentira. La libertad interior —esa que tiene que ver con la autoestima, la autenticidad, con no sentirse juzgado/a ni condicionado/a— sí potencia la creatividad. Pero la libertad absoluta en el exterior puede ser enemiga de la innovación.

El cerebro necesita fronteras exteriores: un marco, un reto concreto que lo impulse a buscar soluciones. Si todo es posible, por falta de límites lo más probable es que pensemos en lo seguro, en lo de siempre. En cambio, cuando aparecen limitaciones, la creatividad se activa para dar respuestas nuevas.

Como señalaba Erich Fromm, la verdadera libertad es interior: actuar desde uno/a, con autonomía y autenticidad. Pero son las condiciones externas, las dificultades, las que motivan a crear. Por eso, para aplicar la creatividad: libertad en el interior, fronteras en el exterior.

 

Creencia 2: “Lo que hay que hacer es pensar en grande”

 

El famoso think big puede resultar motivador… o paralizante. Soñar a lo grande es positivo siempre que exista una conexión con la acción presente. De lo contrario, el sueño se convierte en una idea platónica, tan perfecta que nunca se desea llevar a la realidad.

Empezar con pasos pequeños, avanzar de forma orgánica y estratégica, es más empoderador que esperar a un gran salto imposible. El peligro del “pensar grande” es caer en la parálisis por análisis: cuanto más perfecto imaginas el futuro, más lejos se siente de tu presente.
Soñar ayuda a la creatividad, siempre que al menos un pequeño porcentaje del sueño se traduzca en acción. Las ideas y la práctica deben retroalimentarse para crecer.

 

Más allá del american dream

 

Ambas creencias —la libertad absoluta y el think big obligatorio— son hijas del llamado “american dream”. Esa idea de que podemos hacer cualquier cosa y que, además, debe ser grandiosa. La experiencia muestra que cuidar la salud mental y la motivación de las personas pasa por objetivos alcanzables, creativos y realistas.

La verdadera innovación surge cuando dejamos de perseguir fórmulas externas y aprendemos a respetar nuestro propio camino creativo. Ese es el verdadero camino de automotivación.

 

 

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