La aburrofobia limita la gestión emocional de los equipos

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El valor de la pausa en la motivación

 

Vivimos en un mundo saturado: información constante, interacción sin tregua, opiniones y notificaciones que nunca cesan. En este contexto, detenerse parece un lujo, cuando en realidad es un recurso esencial para la gestión emocional de los equipos de trabajo. El vacío —o mejor dicho, el espacio fértil— no es pérdida de tiempo: es pausa activa, respiro productivo, condición necesaria para que aparezca lo nuevo.

Quienes lideran con propósito y practican la inteligencia emocional saben que las mejores ideas no siempre nacen en reuniones estructuradas. Muchas veces aparecen en la pausa del café, en una conversación improvisada o en ese instante espontáneo que abre lugar a la creatividad.

 

Espacios fértiles, relaciones más vivas

 

En muchas organizaciones, aunque los equipos compartan espacio, las relaciones se reducen al intercambio funcional. Sin embargo, basta un cumpleaños y unas pastas en el office para que la dinámica cambie: surgen bromas, complicidad y, a veces, ideas que después se convierten en proyectos.

Salir de lo cotidiano también es clave. Visitar otra sede, participar en un congreso o compartir un paseo tras una formación no son lujos improductivos, sino tiempos creativos que mejoran el clima emocional, refuerzan la cohesión y generan motivación.

 

Vaciar para crear

 

El escultor vasco Jorge Oteiza retiraba materia para que hablara el vacío. En la creatividad ocurre lo mismo: necesitamos espacios no programados, libres de tareas, correos, donde puedan emerger nuevas ideas. Las innovaciones más potentes no se fuerzan: surgen cuando hay lugar. Por eso tus mejores ideas te vienen cuando estás encima de una bicicleta o a punto de dormirte: porque es cuando tu cerebro tiene espacio para que entre la novedad.

En una cultura laboral dominada por la hiperproductividad, detenerse puede parecer rebeldía. Pero si hablamos de absentismo, rotación o falta de motivación, es evidente que necesitamos nuevas formas de cuidar al equipo. La gestión emocional no se construye sin pausas activas, sin escucha auténtica, sin esos espacios fértiles que permiten que aflore lo que realmente importa: las personas.

 

Cómo crear espacios fértiles en el trabajo en equipo

 

  • Pactar pausas activas sin móviles.
  • Reservar espacios de conversación entre proyectos.
  • Fomentar inspiración cruzada fuera del entorno habitual.
  • Recordar que la lista de tareas nunca termina, pero las personas sí pueden agotarse.
  • Y si trabajáis online, recordad que buscar espacios informales sigue siendo necesario.

 

Convertir la pausa en oportunidad

El vacío —o mejor, la pausa fértil— no es ausencia: es presencia plena. Dar espacio al no hacer es abrir la puerta a lo que transforma. En nuestras formaciones en creatividad para organizaciones, diseñamos entornos donde se entrena la escucha, la presencia y la generación de ideas: habilidades clave para convertir el tiempo creativo en fuente de innovación, cohesión y sentido compartido.

 

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